viernes, 23 de marzo de 2012

LA FUNCIÓN PÚBLICA ADUANERA FRENTE AL SIGLO XXI


En esta oportunidad decidí referirme a la función pública exclusivamente del ámbito aduanero, sin que por ello signifique menoscabar la función de las aduanas encargadas de vigilar, fiscalizar el comercio exterior por las fronteras del territorio aduanero nacional. Es importante diferenciar la institucionalidad de la aduana como institución de derecho público respecto de las funciones propias que realiza el funcionario público como ente subjetivo de existencia física, cuya actividad se basa en los actos que realiza en el marco de las normas legales del ejercicio de la función pública.
El comercio internacional de bienes y servicios en estos últimos tiempos de lo que va del Siglo XXI, refleja una posición crítica por duras imposiciones o restricciones técnicas que se están adoptando en algunos países de América Latina. El libre comercio entre los países que promueve la OMC sufre una crisis no de institucionalidad sino que el comercio como tal no goza de la libertad, la agilidad, la transparencia y sobre todo la rapidez con que el comercio internacional debiera funcionar.
Ejercicio de la función pública aduanera
A fines del Siglo XX se decía que las aduanas debería estar preparadas para un nuevo siglo, pero lamentablemente sucumbió en la retórica de siempre, nada de eso fue posible; si no fuera las bondades de la ciencia informática la realidad hubiera sido desastrosa, la globalización económica se preocupó de acumular capitales con la presencia de las transnacionales más que de la racionalidad del comercio mismo. La famosa globalización trajo consigo la deshumanización, la indiferencia,  la criminalidad organizada, la contaminación ambiental, el comercio ilegal, la pérdida de valores, la falta de cultura en todo nivel que es vital para la sobrevivencia del ser humano en la faz de la tierra.
“Un país no se mide por la magnitud de su población sino por su cultura”, una aduana no se mide por sus políticas de coacción sino por el conjunto de actos de los funcionarios que desempeñan la función pública. La función pública aduanera consiste en la administración de la cosa pública y del comercio exterior, no sólo de actuar como policía de comercio exterior debe ser el facilitador sobre todo cuando el comercio es lícito, la actividad que no perjudique el bien común.
Recursos humanos con valores y moral pública
Es indiscutible la sociedad mundial convencida está que la internacionalización de las economías trajo consigo una serie de cambios en el comportamiento de los mercados, una división del trabajo sin precedentes y un sistema de producción que involucra mayor concentración de la fuerza de trabajo en el género humano. Sin embargo, si observamos la conducta del consumidor que es el que define realmente a la hora utilizar un servicio o consumir un producto determinado que comúnmente sucede hoy en día, significa que no es el mercado el que define sino el usuario o consumidor.
Del mismo modo la conducta de la función pública define los actos administrativos públicos que implican responsabilidad pública, ética y moral de los funcionarios que desempeñan distintas funciones en el ámbito público. La función pública revalorizada desde la perspectiva de los valorares sociales, ética y moral deben ser como el derrotero fundamental que conduzca hacia un horizonte prospero donde se benefician la sociedad y el Estado.
La cultura nos hará libres y dignos, si se quiere realmente un verdadero cambio de timón en el que todos los actores de la sociedad seamos partícipes sin exclusión alguna, de lo contrario los acuerdos o convenios interinstitucionales que tratan de mitigar el problema existente será inútil, hay más controles de aduana sin embargo el contrabando continúa, se endurecen las penas las tasa de criminalidad van en aumento; es oportuno citar la entrevista de Matías Bailone a Eugenio Raúl Zaffaroni (eximio jurista Argentino) en Santiago de Chile, 2003, acerca de las respuestas penales a problemas sociales, dijo Zaffaroni: “Los problemas sociales deben ser resueltos según su naturaleza y no con respuestas penales. Los problemas sociales deben resolverse en serio y no con fantasías ni ilusiones tipificadas”. El poder punitivo nunca resolvió un problema social y quien pretende otra cosa está loco de remate”. Hoy, creo son más los problemas sociales que resolver y a esto hay que sumarle los problemas de orden moral y ético. La revalorización de los principios del ser humano es lo fundamental.
En resumidas cuentas la política de maximización o endurecimiento de las penas no resolverá el problema de la función pública ni de los actores del comercio quienes buscan el beneficio personal acosta de los demás poniendo en peligro la sociedad y el Estado mismo. Como dijera Jorge Witker, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM al referirse a los delitos económicos: “Se requieren soluciones inmediatas frente a las nuevas formas de criminalidad que también se ha mundializado, cruzando legislaciones, territorios, países y regiones”. Definitivamente el ejercicio de la función pública aduanera deberá ser ejercido por personas no únicamente con capacidad y conocimiento aduanero, por su simpatía con el gobierno de turno sino por los principios y valores que caracterizan la delicada función pública y una estricta observación del bien común y del buen vivir.
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