En esta
oportunidad decidí referirme a la función pública exclusivamente del ámbito
aduanero, sin que por ello signifique menoscabar la función de las aduanas
encargadas de vigilar, fiscalizar el comercio exterior por las fronteras del
territorio aduanero nacional. Es importante diferenciar la institucionalidad de
la aduana como institución de derecho público respecto de las funciones propias
que realiza el funcionario público como ente subjetivo de existencia física,
cuya actividad se basa en los actos que realiza en el marco de las normas
legales del ejercicio de la función pública.
El comercio
internacional de bienes y servicios en estos últimos tiempos de lo que va del Siglo
XXI, refleja una posición crítica por duras imposiciones o restricciones
técnicas que se están adoptando en algunos países de América Latina. El libre
comercio entre los países que promueve la OMC sufre una crisis no de institucionalidad
sino que el comercio como tal no goza de la libertad, la agilidad, la
transparencia y sobre todo la rapidez con que el comercio internacional debiera
funcionar.
Ejercicio de la función pública
aduanera
A fines del Siglo
XX se decía que las aduanas debería estar preparadas para un nuevo siglo, pero lamentablemente
sucumbió en la retórica de siempre, nada de eso fue posible; si no fuera las
bondades de la ciencia informática la realidad hubiera sido desastrosa, la
globalización económica se preocupó de acumular capitales con la presencia de
las transnacionales más que de la racionalidad del comercio mismo. La famosa globalización
trajo consigo la deshumanización, la indiferencia, la criminalidad organizada, la contaminación
ambiental, el comercio ilegal, la pérdida de valores, la falta de cultura en
todo nivel que es vital para la sobrevivencia del ser humano en la faz de la
tierra.
“Un país no se mide por la magnitud
de su población sino por su cultura”, una aduana no se mide por sus políticas de coacción sino por
el conjunto de actos de los funcionarios que desempeñan la función pública. La
función pública aduanera consiste en la administración de la cosa pública y del
comercio exterior, no sólo de actuar como policía de comercio exterior debe ser
el facilitador sobre todo cuando el comercio es lícito, la actividad que no
perjudique el bien común.
Recursos humanos con valores y moral
pública
Es indiscutible
la sociedad mundial convencida está que la internacionalización de las economías
trajo consigo una serie de cambios en el comportamiento de los mercados, una
división del trabajo sin precedentes y un sistema de producción que involucra
mayor concentración de la fuerza de trabajo en el género humano. Sin embargo,
si observamos la conducta del consumidor que es el que define realmente a la
hora utilizar un servicio o consumir un producto determinado que comúnmente
sucede hoy en día, significa que no es el mercado el que define sino el usuario
o consumidor.
Del mismo
modo la conducta de la función pública define los actos administrativos públicos
que implican responsabilidad pública, ética y moral de los funcionarios que
desempeñan distintas funciones en el ámbito público. La función pública
revalorizada desde la perspectiva de los valorares sociales, ética y moral
deben ser como el derrotero fundamental que conduzca hacia un horizonte
prospero donde se benefician la sociedad y el Estado.
La cultura
nos hará libres y dignos, si se quiere realmente un verdadero cambio de timón
en el que todos los actores de la sociedad seamos partícipes sin exclusión
alguna, de lo contrario los acuerdos o convenios interinstitucionales que tratan
de mitigar el problema existente será inútil, hay más controles de aduana sin
embargo el contrabando continúa, se endurecen las penas las tasa de
criminalidad van en aumento; es oportuno citar la entrevista de Matías Bailone
a Eugenio Raúl Zaffaroni (eximio jurista Argentino) en Santiago de Chile, 2003,
acerca de las respuestas penales a problemas sociales, dijo Zaffaroni: “Los problemas sociales deben ser resueltos según
su naturaleza y no con respuestas penales. Los problemas sociales deben
resolverse en serio y no con fantasías ni ilusiones tipificadas”. El poder
punitivo nunca resolvió un problema social y quien pretende otra cosa está loco
de remate”. Hoy, creo son más los problemas sociales que resolver y a esto
hay que sumarle los problemas de orden moral y ético. La revalorización de los
principios del ser humano es lo fundamental.
En resumidas
cuentas la política de maximización o endurecimiento de las penas no resolverá
el problema de la función pública ni de los actores del comercio quienes buscan
el beneficio personal acosta de los demás poniendo en peligro la sociedad y el
Estado mismo. Como dijera Jorge Witker, investigador del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM al referirse a los delitos económicos: “Se requieren soluciones inmediatas frente a
las nuevas formas de criminalidad que también se ha mundializado, cruzando
legislaciones, territorios, países y regiones”. Definitivamente el
ejercicio de la función pública aduanera deberá ser ejercido por personas no
únicamente con capacidad y conocimiento aduanero, por su simpatía con el
gobierno de turno sino por los principios y valores que caracterizan la
delicada función pública y una estricta observación del bien común y del buen
vivir.
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El ejercicio de la función pública aduanera por parte de los servidores públicos representa hoy alta responsabilidad, sobre todo deben observar que sus actos estén sometidos a la Constitución Política del Estado y a las leyes. Sin embargo, en mi diario ejercicio de la profesión pude comprobar que muchos servidores públicos no han leído ni la tapa siquiera.
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